Tenemos un cuerpo físico que es como una marioneta, compuesto por el esqueleto y cuerdas (músculos). Debido a los hábitos laborales, posturales y/o deportivos, utilizamos unos músculos más que otros. Todos se encogen con el uso, pero unos más que otros, creando este acortamiento, una descolocación del todo el cuerpo, el cual compensa hasta límites increibles. Un esguince mal tratado afecta en compensación ascendente a todo el cuerpo.
Los fémures se rotan y descolocan los iliacos y el sacro. "La pelvis es la base de la columna", y esto crea una compensación ascendente y descendente en toda la columna, lateralizando y rotando las vértebras, lo cual comprime los discos vertebrales, deteriorándolos, y dañando también las raíces nerviosas que salen de la columna a todo el cuerpo. De hecho, al estar la columna normalmente descolocada, la médula espinal, base del sistema nervioso central, está alterada y en tensión.
Las vísceras u órganos que se sujetan a la estructura esquelética mediante ligamentos y membranas también sufren esta descompensación, afectando a su funcionamiento. El diafragma abdominal también suele estar congestionado.
La fáscia o tejido conectivo es como una tela de araña que envuelve todo el cuerpo. Las fascias suelen estar retraidas y sin elasticidad en esas zonas más críticas, y por supuesto la musculatura profunda, media y superficial, también está retraida, atrapando toda esta retracción al sistema circulatorio y nevrioso. "Se debe descongestionar por planos".
Solemos estar muy congestionados y retraidos, pero nos acostumbramos a ello. Cuando mejoramos, nos damos cuenta de cómo estábamos.
Mentalmente, solemos estar muy acelerados. Al igual, te das cuenta cuando te vuelves más consciente. A través de la conciencia corporal, practicas la atención y el darte cuenta.
Donde tenemos la atención está nuestra energía.
Al trabajarte con estiramientos, Yoga, TaiChi, Chikung, danza, distribuyes tu energía por todo tu ser, no sólo en la mente, y así estás más equilibrado.
Se abren los chakras y se expande tu campo energético, con lo cual pasas a estar más vivo y consciente.
Nadie sana a nadie, es uno mismo el que se sana al atenderse y cuidarse. La persona que te trata te impulsa, te da herramientas, te muestra un camino y uno mismo es el que elige. Cada persona está en un proceso muy especial y personal que hay que saber respetar. Ayudar sí, pero con respeto.