La enfermedad nos habla de nosotros y de nuestros sentimientos. Las dolencias físicas son el refrejo fiel de las emociones que experimentamos y vivimos.
Cuando aprendamos a escuchar a nuestro cuerpo, como si se tratara de un idioma, la enfermedad nos hablará. No será ya la malévola dama que debemos combatir a toda costa, sino la herramienta que nos permitirá entablar un diálogo con nosotros mismos. Y, a través de este diálogo, descubriremos que detrás de la "enemiga" se oculta en realidad una amiga que pretende curar las heridas de nuestra alma.
Si dejamos de huir de nosotros mismos y nos paramos a atendernos, a trabajar nuestros miedos, a abrirnos a la comunicación de nuestra alma a través del cuerpo físico y emociones, podremos conocernos y entendernos mejor a nosotros mismos en profundidad.
La "joya" de la salud física, mental y espiritual en el ser humano. Un cuerpo para toda la vida, que uso para trabajar, divertirme, moverme...
Los músculos, con el uso, tienden a encogerse, congestionando todo el cuerpo. Al igual le pasa a la mente, también se congestiona y bloquea.
Traumas físicos y emocionales, que afectan tanto al cuerpo como a la mente. Se hace indispensable estirar eficazmente todo el cuerpo, lo cual también desongestionará y calmará la mente.
Yoga, Meditación, Tai Chi, Chi Kung, Danza, Natación, Aeróbicos (estirando con eficacia), Música, Expresión corporal... Todo es válido, mejor sin excesos, que me divierta, atendiéndome uniéndome conmigo mismo, como un niño descubriendo algo nuevo.
Autoregulando mi sistema nervioso, mente y emociones, permitiéndome parar, cosa que normalmente no se enseña, más bien lo contrario, estar muy ocupados y ser muy productivos, engaño total, no hay equilibrio, no se deja sitio al ser, aunque el alma comunica a través del cuerpo físico los errores de nuestra mente.
"Atenderse", volverse más consciente para poder entenderse mejor a uno mismo, es algo muy conveniente, aunque muy personal, sin imponer nada a nadie. Respetando lo que cada uno quiera hacer con su vida.